lunes, 1 de agosto de 2011

When Past Gets You Furious

Anoche fue una noche difícil, no sólo por el estremecimiento de la migraña, sino por el estremecimiento de mi pasado. No es un pasado muy ruidoso, creo que el ser tan silencioso e íntimo, lo hace aún más tortuoso.

A la medida que mi migraña crecía, crecía el sentimiento de incapacidad e inhabilidad de cambiar muchas debilidades de hoy provocadas ayer, con urgencia para el mañana. Simplemente fue demasiado.

Muchas veces me he preguntado, porque la nueva vida en Cristo no trae un nuevo pasado... o un pasado en blanco, pero inmediatamente me asalta la idea de que lo que cimenta nuestro presente y proyecta nuestro futuro, es precisamente el pasado.

Bueno o malo, el pasado puede constituirse en una sala de tortura o en un lugar de retiro donde damos gracias a Dios por lo que ha hecho. Eres lo que ha pasado en tu pasado... tu pasado ha moldeado quien eres hoy, pero es TU decisión permitir que el pasado sea quien moldee tu futuro... y debes comenzar HOY.

Dios no borró el pasado de Israel. Dios lo ESCRIBIÓ, lo salvó de la misma manera en que una cicatriz te hace recordar un accidente o un momento de dolor. Las cicatrices nos hacen recordar lo que pasó... Nuestro pasado nos permite recordar la fidelidad de Dios. Somos mal agradecidos y el pasado es un buen método para hacernos recordar que no estamos solos, que Dios no nos deja nunca y que Dios puede y volverá a actuar en nuestro favor... aunque duela.

Es lo mismo que puede suceder con tu pasado. Cuando ves una cicatriz, no sientes el mismo dolor que sentiste en el momento que causó la cicatriz. Puedes recordar cómo sucedió, cuándo sucedió, con quién sucedió, cuánto dolió... pero si aún te duele igual, entonces no es una cicatriz... es una herida.

Hoy quisiera que meditemos en que Dios quiere que nuestro pasado sea una cicatriz, no una herida... Dios quiere sanar nuestro pasado, para poder usarlo en nuestro favor, porque nuestro pasado es nuestro testimonio. 

Acabo de recordar que hoy cumplo 17 años de conocer a Dios... Estos 17 años sumados a los que tuve sin conocer a Dios, construyen quien soy. Si tomas sólo mis 16 años sin Dios, no estás viéndome completo. Si tomas sólo los 17 años con Dios, no estás viéndome completo. Son mis 33 años los que te dan una idea de quién soy... y quien ha sido, es y será Dios en mi vida.

De la misma manera, cuando hablemos con alguien o conozcamos a alguien... pensemos que todos estamos en el proceso de sanar la herida del pasado. Puede que quien hable contigo en un momento, no sea la persona, sino el dolor de una herida no sanada... y muchas veces, nosotros provocamos que esas heridas sean lastimadas con nuestro rechazo, falta de tolerancia, falta de amor, poca comprensión... provocando lo peor de la persona que está frente a nosotros.

Que Dios nos ayude a ser una especie de sana pasados extendiendo la esperanza y el amor de Dios, porque El nos ha llamado a ser "imitadores de Dios como hijos amados", y Dios... bueno...

Dios es el único que puede darte una palabra HOY para sanar tu PASADO y cambiar tu FUTURO. Podemos hacerlo, pero ¿queremos?...

JUST SAYING!!!

Dios te bendiga,

Pastor D
David Pimentel

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