miércoles, 14 de diciembre de 2011

Alabín, Alabán, Alabín... ALABA!!!

Una tarde me encontraba cantando en mi casa con una fuerza y determinación peligrosa a la salud de los que me rodeaban, cuando de pronto sentí la presencia de alguien detrás de mi. No era el FBI... Era Camila mi hija... Me miraba con la admiración que una persona sorda me hubiese mirado luego del despliegue de "gallos" y desafines... El problema es que me consta que Camila no es sorda, sin embargo había en su rostro admiración. Hice silencio.

Sólo bastaron unos segundos de silencio y Camila me dijo: "Canta Papitoh, canta". Confundido volví a cantar... Ella me sonrió... De pronto escuché la voz de Yokasta desde la cocina... Pensé que ahí los vecinos vendrían a callarme para escuchar a mi esposa... Yokasta me estaba siguiendo en la canción... De pronto volví a mirar a Camila y, como siempre, me voló la tapa de los sesos... Camila estaba haciendo una pantomima.

Hoy quiero reflexionar en el poder de nuestra alabanza. Mi mala ejecución no tuvo un efecto negativo... porque no se trataba de mi ejecución o presentación, sino de las palabras que recitaba... Mi alabanza provocó el corazón de mi hijita y, en la distancia, provocó el corazón de mi esposa. De pronto mi casa se convirtió en todo un culto... Entonces recogí la ofrenda... LOL.

Esto me hace recordar una historia encerrada en la Biblia. Es una gran victoria para el pueblo de Israel. Es una de esas situaciones donde Dios dice: "Ve y haz el ridículo... Yo estoy contigo".

Es un pueblo poderoso y temido. Una ciudad sumamente protegida. Un enemigo imponente frente a el pueblo de Israel en medio del desierto. Dios dice: "Vayan... Den vueltas... y toquen trompetas... ah... y griten"... ¿El final de la historia?

Traducción en lenguaje actual (TLA)
"Cuando los sacerdotes tocaron sus trompetas, los soldados gritaron con todas sus fuerzas y los muros se derrumbaron. Entonces todo el ejército entró en la ciudad, y cada soldado la atacó hasta conquistarla."

No hay nada de armas de guerra, porque "nuestra guerra no es contra carne ni sangre" (Efesios 6:12 LBLA). No hay estrategias, porque "La salvación viene de nuestro Dios" (Apocalipsis 7:10 NVI)... sólo gritos de victoria, aún antes de una batalla. Hay un escenario fúnebre (el desierto), un pueblo  (Israel), una ciudad fortificada y un enemigo feroz (Jericó), pero Dios ve: Un Pueblo con promesa, propósito y al Jehová Dios de los ejércitos. Jericó no es la muerte... Jericó es otra demostración de la gloria de Dios.

Estás a un grito de victoria de derribar el muro que te separa de tu mejor vida... GRITA!!!! Alabín, Alabán, ALABA!!! Alaba a Dios con todas tus fuerzas... Alaba a Dios con todo tu corazón. Conviértete en un sacerdote dondequiera que estés para que inicies la marcha de victoria... No inicies la guerra, pero si inicia la alabanza... 

No importa el muro que tengas delante... Dios lo derribará porque Dios habita en medio de la alabanza de su pueblo" (Salmos 22:3 LBLA) y Dios es un poco grande para ser contenido por los muros de cualquier debilidad, enfermedad o problema. Si le alabas el se muda contigo y comenzarás a vivir de gloria en gloria.

JUST SAYING!!!

Dios te bendiga,

Pastor D
David Pimentel

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