martes, 29 de enero de 2013

La Tarjeta de Presentación

"¡Tu no sabes quien soy yo!" "Mírame bien la cara, ¿Tu no me conoces?" "Yo puedo hacer que pierdas tu trabajo. Tengo muchas influencias." Son frases que usamos para hacer pesar en la mente de las demás personas que somos alguien importante, o que somos familiar de alguien importante, o que conocemos a alguien importante... O sea, o somos importantes, o tenemos algo de importancia heredada de esa persona importante a quien conocemos o de quien somos familia.

Estudié con un joven que era hijo de un Coronel de la Policía Nacional de la República Dominicana. Su padre, le había dado una tarjeta de presentación y con esa tarjeta, aquel amigo cometía todo tipo de barbaridades. En el caso de un enfrentamiento con la Policía, el preguntaba: "¿Sabes quién soy?"... y mostrando su tarjeta, podías ver como los Policías de menor rango perdían el color de su rostro, bajaban la mirada y se retiraban disculpándose. 

Estamos acostumbrados a luchar por ser "alguien"... Es el deseo detrás de lujosos carros, lujosas casas, ropa, maquillaje, incluso las parejas que muchos escogen... "Cuando me vean con ______________, pensarán que soy alguien." Es lo que muchos de nosotros hemos pensado en determinados momentos. Por eso, tenemos problemas con versos como el siguiente:

1 Corintios 1:28-29 (NBLH)
"28 También Dios ha escogido lo vil y despreciado del mundo: lo que no es, para anular lo que es, 29 para que nadie se jacte delante de Dios."

"¿vil y despreciado?"... ¿Quién va a querer ser llamado así? Probablemente nadie en este mundo, PERO, si somos lo suficientemente honestos, debemos confesar que nos sentimos así una buena parte de nuestro tiempo... nos sentimos que debemos demostrar cada día que somos algo... cuando no lo sentidos es porque estamos ocupados demostrando que somos alguien.

Hay descanso hoy para los "nadie"... o al menos para los que reconocemos que somos "nadie", porque todos fuimos creados del polvo... ni siquiera de una roca para tener que ser pulverizados... somos polvo y lo poco que tenemos la bendición de alcanzar en la vida, en vez de convertirse en motivo de orgullo, debe convertirse en motivo de humildad.

Mi amigo hijo del coronel... el de la tarjeta... tuvo un encuentro con la verdad cuando decidió orinar en la calle y luego dar un baile en ropa interior en la calle. Allí la tarjeta no funcionó... por lo menos, no para lo que el quería, que era salir impune... sino que sirvió para recordarle que era polvo, ya que estuvo detenido en el destacamento policial hasta que, mediante la tarjeta, llamaron a su padre, quien botando fuego por las orejas y humo por las narices, fue a buscar a su hijo... nunca más vi la tarjeta.

¿Qué tal si te digo que hay una tarjeta de presentación que alguien te quiere ofrecer? Es la Sangre de Jesús. Dios nos amó tanto que, viendo nuestra incapacidad de acercarnos a El, se acercó a nosotros a través de Jesús y estando en medio nuestro, vivió la vida que nunca podremos vivir para que no tengamos que morir la muerte que nos corresponde morir. En cambio, si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos.

No te sientas un Don Nadie... haz algo en cambio... toma hoy la Sangre de Jesús y acéptale como tu Señor y Salvador... te aseguro que en tus momentos más difíciles... aún cuando se te ocurra hacer algo tan tonto como bailar en ropa interior en la calle... Tu Padre celestial, vendrá en tu defensa... y aunque tenga que corregirte con amor... te sacará de tu celda y te llevará a casa... porque ya no serás un Don Nadie, sino un Hijo de Dios.

JUST SAYING!!!

Pastor D
David Pimentel
http://www.thejustsaying.com
https://www.facebook.com/thejustsaying
davidforgiven@gmail.com
@thejustsaying
@adavidpimentel

0 comments:

Publicar un comentario