miércoles, 26 de febrero de 2014

Enséñame a Jugar

Si tienes niños o has crecido cerca de niños pequeños, te darás cuenta que ellos tiene juguetes completos, pero además, tienen una especie de cementerio de juguetes donde lo que encuentras son pequeños pedazos de juguetes o piezas de juguetes que por lo general, no tienen utilidad individualmente. En el caso de mi hija Camila, estas piezas pueden ser: Un zapato de una muñeca, la tapa de un frasco, el palito de un pincel sin pelos, un pedacito de crayón que casi no se puede agarrar, en fin, pedacitos plásticos que no tienen sentido individualmente...

Una noche antes de cenar, Camila me dijo: "Papi juega conmigo", le dije "OK"... Entonces, ella tomó un pequeño Parchís (Parché, si eres dominicano), puso a parte el tablero y sacó del frasco todas las piezas del juego, pero además lo mezcló con una serie de otras cosas. Yo no tenía ni idea de qué y cómo jugar con aquel escenario y le pregunté: "Camila, ¿Cómo quieres que juguemos?", ella respondió: "Papi, tu eres quien compra mis juguetes. Enséñame a jugar."

Por un momento pensemos lo que sucedería en nuestras vidas, si al recibir algo le dijéramos a Dios: "Padre, tu nos diste esta bendición... enséñame a disfrutarla"... ¿Te has puesto a pensar cuántas veces tomamos algo que Dios nos ha dado, comenzamos a usarla o disfrutarla a nuestra manera, le quitamos piezas, perdemos piezas... y luego ponemos lo que nos queda sobre la mesa de la oración y le decimos a Dios "Enséñame a Jugar"?

Por un momento pensemos cómo se hubieran dado las cosas si al recibir un nuevo trabajo, lo hubiéramos puesto en la mesa de la oración y dicho: "Padre, tu me diste este trabajo, enséñame a disfrutarlo"... "Padre, tu me diste esta relación, esta casa, este amigo, esta situación, etc... enséñame a disfrutarla"...

¿Puedes por un momento pensar y notar cuán diferentes serían las cosas? Y esto aplica a todo... No sólo a las cosas "buenas", sino a las "malas"... "Padre, estás permitiendo esto, enséñame a disfrutarlo, aprender, crecer, sobre pasarlo, etc."

Si eres como yo y como Camila, tendrás un cementerio de pedazos de los juguetes que una vez fueron bendiciones completas y nuevas... y hoy, tienes áreas y "juguetes" muuuuuuuy rotos... tan rotos que sólo nos quedan pedazos que individualmente no funcionan... Si eres como yo, hay situaciones y partes de tu vida que lucen sin esperanza y sin maneras de volver a su estado inicial... PERO hoy quiero invitarte a que hagas la oración de Camila: "Papi, enséñame a jugar"... "enséñame a tomar mis pedazos y construir algo nuevo y útil, pero contigo en el centro Jesús... enséñame a darle razón a cada uno de mis pedazos para construir una nueva realidad que no sólo me bendiga a mi, sino que atraiga a otros a reconstruir nuevamente sus realidades..."

Jesús hoy puede hacer lo mismo... El puede tomar el cementerio de pedazos que tienes y acompañarte en la preciosa travesía de reconstruirte y hacerte útil una vez más... convertirte de cementerio a fábrica... construyendo nuevas realidades y nuevos sueños... y que andes por esta vida, mostrando los pedazos que individualmente no tienen sentido, siendo usados con poder por Dios en tu nueva realidad... en un nuevo tu...

¿Te atreves hoy a colocar tus pedazos en la mesa de la oración y decir: "Papi, enséñame a jugar"? No hay cementerio que Dios no pueda llenar de vida... Tu vida puede hoy comenzar a ser el más grande milagro que jamás hayas visto...

1 El poder de Dios vino sobre mí, y su espíritu me llevó a un valle que estaba lleno de huesos. 2 Me hizo recorrer el valle de un lado a otro, y pude ver que allí había muchísimos huesos, y que todos estaban completamente secos.
3 Entonces Dios me dijo: —Ezequiel, hombre mortal, ¿crees que estos huesos puedan volver a la vida?
Yo le respondí: —Dios mío, sólo tú lo sabes.

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