martes, 18 de marzo de 2014

De Papitoh...

Ilustración de Patxi Velasco Fano.
Me encanta jugar con mi hija Camila en la cama... Nos damos besos, abrazos, ella salta, se sube en mi espalda, cosquillas, almohadazos... La pasamos muy bien... Y en la cima de la diversión, cuando Camila está gozando al máximo, me dice con la boca llena de risa: "Again papitoh" ("otra vez papitoh")... Es un momento de intimidad con mi niña que no cambio por nada y que anhelo tener regularmente.

De vez en cuando, se aparecen personas a quienes quisiéramos tener en la misma circunstancias, pero con algunas diferencias... Quisiéramos tenerlas en un cuadrilátero de boxeo y en vez de cosquillas, acomodarle la grasa corporal a puras trompadas... Gente incómoda y difícil de amar.... Gente que te recuerda que el infierno existe... En mi vida hay un par de personas así...

Un día, interactuando con una de esas personas, en mi caso una mujer... y no es mi esposa... Jajaja... Miraba con el desprecio y mala actitud con que me trataba, ni siquiera me miraba a la cara para hablarme... Sólo en ocasiones en las que quería darme miradas de pena y lástima por lo estúpido que soy... Fue muuuuuy difícil guardar la compostura y decidí quedarme en silencio y cuando ella terminó de pecar en mi contra en una gran cantidad de áreas, me fuí a mi escritorio y oré: "Señor!!! Llévatela o te la mando"... La respuesta de Dios fue: "Ella es la 'Camila' de algún 'papitoh' por ahí... De hecho, ella es mi 'Camila'... Yo la amo...", cuando pude volver a respirar, entendí el mensaje y NUNCA he vuelto a ver a esa persona igual... aunque ella no ha cambiado en lo más mínimo.

Ese día aprendí, que el pecado nos deshumaniza y mientras actuamos como seres despreciables y otras personas nos perciben como tal... Nuestro "papitoh" gime desde el cielo, esperando volver a jugar con nosotros en la cama... Oírnos reír y saltar... Subirnos en su espalda... Pero fácilmente, aislamos a personas porque cometen pecados diferentes a los nuestros... Y en ocasiones hasta los mismos pecados...

Aprendí que las personas más difíciles de amar son las que más lo necesitan y que cuando Dios dice "Todo", está hablando en serio... 

"...para que TODO el que crea en mi no muera, sino que tenga vida eterna."

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