lunes, 8 de diciembre de 2014

El Asiento Vacío

Hay un asiento vacío en el autobús. No por falta de pasajero, sino porque el pasajero hoy ocupa otro lugar. No la conozco bien. De parada en parada, muy raras veces, cruzamos mirada y una mueca disfrazada de sonrisas... Por decencia... Dos o tres veces por semana... Sumergidos en nuestros teléfonos, ocupábamos asientos vecinos... Vecinos geográficos, pero distantes en esencia... Lejos, ocupados... ¿Ocupados? Distraídos... Traídos a distancia de donde nuestra atención debió estar... Uno que otro saludo... Y a la distancia al bajar del autobús, una discreta e inocente despedida...

Hay un asiento vacío en el autobús... Al conocer aquella joven, mi esposa y yo la amamos... La admiramos... Por su fortaleza y corazón puro... Por su dulzura... En ocasiones rompía las conexiones electrónicas para preguntarme por mis niñas o para mostrarme una foto de ellas que había tomado la última vez que las vio... Ella ama a mis niñas... Orgulloso, tomaba mi teléfono y le mostraba alguna otra foto... Sus hermanitas también se acercaban para verlas... Pero hoy su asiento está vacío... Y más que su ausencia en el autobús, me duele su presencia en un hospital lejano... Dormida... Dando tiempo al tiempo para ver si el tiempo le da tiempo... Esperando En Dios y esperando A Dios... 

Hay un asiento vacío en el autobús Paula, pero no hay un lugar vacío en la mente y corazón de Dios... Con cuidado te cuida y te mima mientras duermes... Y mientras esperamos... Por un instante, has entrado en esa eternidad que nos esperas... ¿Quizás hablas con Dios? ¿Quizás Dios te habla?... No lo se... Sólo sé que mientras tu cuerpo duerme inerte junto a tu familia y amigos que esperamos orando... Tu alma vuela y juega en la eternidad prometida... 

Sigue luchando Paula... Abre tus ojitos... Todavía te restan muchos días en el autobús de la vida... Muchos sueños por transportar... Muchas fotos por tomar... Muchas risas por compartir... Mientras tu consciencia se ausenta y mientras tu atención está prestada, esperamos y el calor de tu cuerpo y tu dulce rostro nos da esperanza. Te esperamos Paula... Y te amamos...

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